Con mi primera hija, tuve una cesárea de emergencia (cosa que nunca me imaginé que me pasarÃa) porque ella estaba en una mala posición y no salÃa. Ahora con mi segundo embarazo, quise tratar un parto vaginal. Mi razón principal para tratar fue que en mi primer parto para el rato de la cesárea tenÃa muchos medicamentos y anestesia en mi cuerpo, ya que habÃa sido inducida, me habÃan dado narcóticos por vÃa intravenosa, peridual cuando los otros ya no me hacÃan efecto y luego morfina para la cesárea. Cuando nació mi hija me sentÃa muy mal, vomitaba por la anestesia y solo querÃa dormir. No la disfruté sino hasta el siguiente dÃa y me perdà de muchas cosas que pasaron en sus primeras horas como cuando la bañaron. Todas las cosas que uno lee en los libros y le enseñan en las clases prenatales no pasaron. Sentà que fui la última en conocerla, luego de mi esposo y el resto de la familia que nos acompañaba.
Para este segundo parto, esperaba dar a luz normalmente. Una cosa que me enteré es que solo inducen una vez. Si en tu segundo embarazo no te viene la labor de parto entre la semana 41 o 42 te hacen cesárea por seguro. Por esto, tuve que que poner fecha a una posible cesárea por si no me llegaba la labor de parto pronto. Escogimos la fecha para unos dÃas luego de mi fecha estimada de parto. Lastimosamente, llegó mi fecha y nada. Esperé ansiosa a tener dolores y nada, irónicamente me sentÃa demasiado bien. Cuando llegó el dÃa planeado de la cesárea me fui al hospital desilusionada aunque emocionada por ya tener finalmente a mi hijo. Para sentirme peor, esa misma mañana boté el tapón mucoso (signo de que se acerca el parto) y no perdà la esperanza de que camino al hospital me empiecen las contracciones y termine dando a luz normal. Hasta deseé un final dramático como dar a luz en el carro o en la entrada del hospital para evitar la cesárea. No pasó nada. SabÃa que en pocas horas iba a tener mi hijo y no habÃa caso en ponerme a sufrir por algo que no iba a pasar. Y aunque no fue la forma en que me imaginé tener a mis hijos, al verlos ya no me importa cómo fue que vinieron al mundo.